lunes, 15 de agosto de 2011

PAN DE VACA

Quiero comerme un maguey completo.

No de los que hay en el rancho, sino de los que están en papel encerado.

Quiero comerlo entero, como los que vende la “Vaca”; el furgón que desde mi infancia muge, anunciando que llega con su carga de delicias. Lo escucho, y sin importar lo que esté haciendo, corro. ¡Qué delicia! Pan dulce de la "Vaca"

Son dos galletones pegados con una pizca de mermelada, cubiertos de crema blanca batida con azúcar y coco rayado. Arriba merengues en tres colores: verde, blanco y rosa y, en el centro de las pencas verdes, jalea roja, simulando una cereza.

¡Todo simulación! Y cinco mil calorías.¡Llégale, ánimo! Una y más mordidas: penca, galleta, crema azucarada, coco, mermelada y todo el resto.

Comerlo es un arte: hay que abrir mucho la boca, para que la mordida sea completa; intentar no embarrarse la nariz, batirse en crema los dedos. Disfrutar sin empalago es imposible. Por último, la más sutil de las artes: mentirme que lo hago porque me lo merezco y que una vez al año no hace daño.

Lo malo es yo los como tres veces por semana.

El maguey de la "Vaca”, ¡es mi perdición!

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