sábado, 13 de julio de 2013

CORAZÓN TAN HARTO



Al lanzarme al barco decidiste, sabiéndolo o no, convertirme en adulto. Un adulto enano en todo caso: desnutrido, ignorante y desmedrado.

Con una madre expatriada por la busca de una mejor suerte en el dinero, que si llegó o no llegó (el dinero) nunca lo supe. Él nunca me lo dijo. Se quejaba, eso sí, ¡ay cuanto sufrir!- decía mi padre...se quejaba sin cesar del hambre, del frío, del desempleo y tantas cosa que también viví y creo que no era para tanto.

      Los niños no sabemos más que del ahora. No hay futuro, no hay pasado. Vivimos deslizándonos en el eterno presente. Él me jalonaba a ese pasado y a ese futuro inexistentes llenos de puro dolor. Su presente era negro, el mío luminoso. Desnutrida mi vida, pero vida. Sin el arrebujo de la familia, pero       mía.

Pero me la arrebataste, Edmundo escritor, al echarme al barco, haciéndome vivir una vida que no me correspondía, y a la que estoy condenado desde que te sentaste frente a la máquina de escribir a escribir 'mi historia'.

Y ahí voy. Aquí va Marcos -así me bautizaste-. Deslizándome en un presente de olas. Para más tarde deslizarme a través de pueblos. De ciudad en aldea, de aldea a ciudad a pueblo; de calle en calle; de días sin fin, de noches sin cobijo (ahora sí), de hambre (ahora sí).

Me creaste maldito. Maldito te digo y maldito yo. Maldición de nunca poder crecer, de nunca poder llegar aunque llegue; de volver a salir una y mil veces, un millón de veces y las mismas llegar y parecer que no y vuelta a empezar. Nacer en mi lengua y también en idiomas para mi incomprensibles. Nuevos años (¿siglos?) caer en nuevas manos o en viejas manos que quieren abundar en mi historia.

Me cabrea que alguien me haga iniciar de nuevo la travesía: interminable, siniestra; viaje monótono y triste; sueño incompleto, parcial, temeroso.

Por tu culpa estoy emboscado por un destino de eje tras-roscado. Otra vuelta y nunca apretar: de nuevo las calles largas, rectas y agobiantes. Buscándola a ella a mi madre. Otra vez calles que me estrechan. Lineales, largas, infinitas... arrastrándome frente a casas blancas y bajas, todas iguales. Y las mismas botas rotas, los pies desollados, el hambre, el frío en los huesos, el maltrato de los desconocidos y, sobre todo y antes que todo la duda que dices que me empuja ¿estará viva, se acordará de mí?

Esta lucha me tiene podrido. Me has puesto a combatir como un hombre siendo un niño. Mi padre, es un desentendido encubierto de buen hombre. Mi madre siempre en agonía, siempre bañada en una virtud resignada. Esto me fastidia bastante. No me dejas descansar un segundo. Menos me permites fallecer en el camino.

Estoy cansado Edmundo, de tanto ir y volver a ir. Tanto embarcarme, salir, caminar, venir; tanto de llegar; y de nuevo volver a salir, condenado a enfermar, y de nuevo... volver a empezar; de...de este dar vuelta a la noria. Pisar Saladillo para, en un momento, volver al punto de partida y nada está resuelto.

Estoy harto de marcharme de los Apeninos y llegar a los Andes y, a la vez, no acabar de llegar, cada vez que alguien decide leer tu 'Corazón', tu diario de un niño.

domingo, 16 de junio de 2013

PERSEVERANTE MÚSICA




Quise pactar con un dios
-o con quien mande-,
verte sólo una vez
para ponerle rostro a un día,
incluso a un adiós.


Nunca te vi...
fuiste lejanía de abismo
en cuyo fondo se erizan
piedras de cantos agudos.


Fuiste amor y muerte simultáneos:

Amor porque saberte me dio fuerza
para alzarme del olvido.


Muerte porque tus cartas 
eran peligro solamente.
Fuiste, ahora lo sé, una serie
de lentas despedidas.


Contigo me inventé un amor
como el 'Titanic', tarde supe
que igual que él, destinado a hundirse
con todo y su perseverante música.


maríaelenagómez 16 junio 2013


martes, 9 de abril de 2013

TURBIO VIERNES






Tiene razón el poeta que dijo que el amor breve es complicado. Que es un sentimiento lleno de urgencia, que se afana en levantar barreras contra el temido fracaso; amor que algo disimula y algo esconde intentando evitar el presagio del olvido. Los encuentros que nos da son tan efímeros, que es difícil descifrar las imágenes que quedarán en la memoria.

Por ejemplo. Este viernes me he quedado, hasta muy tarde, sin noticias de ti y, de amanecer con promesas de encuentro, se ha hecho de noche y se ha vuelto despreciable. Es increíble que afuera siga igual la vida, que el clima esté caliente y la gente que pasa se porte de manera cotidiana. En cambio, adentro de mi casa se respira una frágil paz: sin manos que acariciar y me acaricien; sin ojos que ver y que me vean... sin labios que besar. Y todo porque es un viernes sin nosotros. Así que aquí estoy explorando una memoria de lo nuestro que, de tan confusa, se ha quedado muda y no encuentra las señales.

Sin ti no tengo espacio para la audacia y su consiguiente desvarío. Eso hace de este día algo turbio que no llega a desastre y menos a triunfo. Es más, no llega a nada.

Como no puedo llamarte sólo deseo que acabe el día. Entretanto inventaré algo que me evite el abismo de la noche, algo que me lance a mañana y me devuelva la fe en tu amor, aunque sea breve.

sábado, 15 de diciembre de 2012

VOLVER AL DESVÁN





Hoy he amanecido con miedo.  
-¿De qué?- me preguntó la nana Melda. 
-De lo que no he hecho, de lo que no quiero hacer, Nana- le he dicho.
-Tú sabes…No, no lo sabes, o te haces la desentendida cuando te pido que lo hagas en mi lugar. Hay que subir al desván, a la torreta que mi madre llamaba desván y que de niña tanto me gustó y ahora me aterra. Ahí encontraré lo que quise perder cuando era niña, cuando la Nena dependía de mis cuidados y yo era tan incapaz de protegerla de eso que tanto la dañaba. 
-Me cuentas que nos mudaremos Melda ¿Por qué tengo que dejar esta casa? ¡dime! ¿Te parece que hay justicia?, si mi abuela dijo que esta casa era mía, -no cuando lo dijo, claro-, cuando ella muriera-.  Ya murió ¿qué no?
 Loca no estoy, eso es seguro, tal vez desorientada; indudable, pero loca no.  Loca la Nena. Cuando se dio  cuenta que lo perdía todo. Ya había perdido lo más, que al fin era lo menos, y luego perdió la poco que le quedaba, que era lo más y tardó en dar cuenta.
-...tengo miedo de volver al desván.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

FUERA DE LA RED

Querido M...
      Por fin me atrevo a escribirte una carta que enviaré por correo postal . Como no la esperas sé que te inquietará y tal vez la abrirás a escondidas porque es evidencia de nuestro secreto. ¡Me gustaría ver tu cara en ese momento!

Hacerlo en papel, siendo tan vieja costumbre, me parece novedosa. Espero que esto no destruya esta relación intangible que se alimenta de imágenes y ausencia.
Si nos viéramos ¿Sería un desengaño?... ¡quién lo puede saber!  Pase lo que pase prefiero curarme de esta lejanía. Tal vez temas, como yo, que el vernos sea tan terrenal que lo abominemos como ajeno.
     Eres deseo que me obsesiona, que me hace quererte tanto y de tal modo que ya no soy la que he sido. Tengo ganas de tus manos en mi cuerpo, de ti obediente a lo que dicte el deseo. Cuando leo tus mail's pierdo la cordura, me siento envuelta en una vehemencia desconocida imaginando que hacemos lo que escribes y sabemos prohibido.
Te pido que seamos algo más que mensajes virtuales aunque, te confieso,  tampoco quisiera un hombre junto al que me vea cuidando los domingos... o los perros... o la tibia conformidad de no estar sola.
Deseo que seamos carne, no retórica; vivir sin limites nuestra pasión y juntos iluminar la noche. Basta de este afecto en las virtuales sombras, de este juego clandestino.  Una parte de mí desea que ella se entere de nosotros y de nuestro amor mal mantenido para que te pregunte quien soy y porqué dices amarme; que te cuestione de dónde sale este sentimiento si nunca nos hemos visto. ¿Cómo le explicarás que este amor intangible es más fuerte que todas las realidades a su lado?
Si no quieres ser más que letras, me despido. No más a nuestros encuentros en el ciberespacio… ni en ningún otro. Bórrame de tu lista de contactos porque aparte de lo virtual, nada tenemos. Pero si aceptas, tal vez una noche es suficiente para saber si lo nuestro es verdad o sólo un espejismo contundente fabricado con palabras.

Tuya…cuando estés fuera de la red.

                                            C

POR LA NADA COMIDOS




No todo es gris en una tumba:
hay color de flores y perfume.
Las lágrimas saladas son a veces dulces
y eso es bueno para los que se quedan.

¿Dónde podríamos llorarnos con más libertad
que en los entierros?

Frágil es la paz, se desvanece ante cada nueva muerte.
Transitamos entre ausencia y ausencia
viviendo hacia la muerte, muriendo hacia el recuerdo


Dicen que los vivos andamos como muertos
y que los muertos son vivos eternos.
Eso dicen. De los segundos no estoy segura.

Los primeros aquí estamos. Avergonzados
-y a veces dichosos- de estar frente a ellos
que se han convertido en nada.
Por la nada comidos, comidos por la muerte.

Los que vivimos


arrastramos este destino de existir



queriendo olvidar en lo posible


La vida nos impele a seguir vivos,
mientras rogamos a la muerte olvido,
nada más podemos hacer,
sólo eso.

viernes, 5 de octubre de 2012

UNA TONTA HISTORIA DE AMOR



UNA TONTA HISTORIA DE AMOR


Me has descubierto. La foto de la mujer con un chaleco de colores soy yo. Es de cuando filmé la película "Letras al viento". ¿La viste?¿la recuerdas?

Esa que trata de una mujer española que, abandonada, intenta rehacer su vida de forma correcta, por lo que va de antro a centro nocturno, a café, a antro... intentando encontrar el sentido de su existencia. A todas partes lleva su chaleco de colores que le tejió su madre. Ella no sabe -el narrador sí- que pronto vendrá un hombre verdadero, no los simulacros que ha conocido. En esa toma, la de la foto que tienes en la mano, es cuando el director dice: "Azul, mira hacia el frente con una expresión de: 'el futuro trae algo fantástico' " la locación es un café sin nombre, -sutil mensaje de que no hay nada irrelevante- y que ella es una ave fénix que resurgirá de las cenizas.

En las primeras escenas vemos a sus hermanos que, envidiando su hermoso chaleco, intentan deshacerse de ella vendiéndola a una caravana de nigromantes, luego, aprovechando un descuido del astuto, mágico y fiero guardián, Azul escapa a París escondida en un canasto de papas. Ahí pasaba las horas escribiendo. Narraba su peregrinar, su hambre de comida y de amor. Su vida toda, en pedacitos de papel que abandonaba y, arrastrados por el viento, iban a dar a las calles altas del Sacré Coeur.  Ahí un mesero amante de las buenas letras los fue coleccionando y en las horas que robó al sueño, armó el rompecabezas literario, descubriendo así la hermosa historia. Nada tonto el Marcel, (así se llamaba el mesero) vendió el texto a una elegante pero desconocida agencia, la publicaron y a la semana y media se convirtió en bestseller.

Los críticos no creyeron que un humilde mesero fuera el autor de tan digna obra, así que los miembros de la Academia Literaria de París lo torturaron con un suplicio espantoso, tan opresivo, que a los treinta y ocho minutos de iniciado soltó la lengua y reconoció su plagio. La reconocida institución contrató a un detective, el famoso agente Cluchó, para que detectara el paradero del autor -o autora- ardua tarea, ya que al no tener casa, ni nadita de nada, la pobre Azul vagaba por las calles más turísticas de París.

Cuando al fin la encontraron, la interrogaron y se comprobó -a su pesar- por el infalible método de las huellas dactilares, que era ella la autora de los hermosos papeles, se volvió más o menos famosa, porque la fama dura un suspiro, pero ese instante fue suficiente para que un escritor italiano, que veía las noticias por la red, la atrapara y se enamorara de ella. ¿Encontró Azul el amor? -quizá te preguntes- Sí. Una película romántica no puede pasar por alto un final feliz, con beso, abrazo y como fondo, una nube color de algodón de azúcar enmarcando a los amantes.
Tutti perfecto y al final la palabra 'FIN'.

Me has descubierto.


1 Octubre 2012