Era octubre cuando ella, revisando el buzón de sus correos electrónicos, leyó:
Jorge asunto >>Pasión virtual
Lo empezó a leer y las primeras palabras le hicieron soltar un ¡Oh!, que era más bien una a, suavemente aspirada. ¿Leyó bien? … ¿Querida Señora? Sí, así dice.
Luego, él platicaba de una estupenda novela. La descripción de la trama era escueta, lo que la conmovió fue la correcta explicación “…no estoy haciendo una comparación con nuestra relación ni mucho menos…” que no impidió que la <querida señora> se llevara una mano al pecho al leer el título de la obra mencionada: Pasión Virtual.