UNA
TONTA HISTORIA DE AMOR
Me
has descubierto. La foto de la mujer con un chaleco de colores soy
yo. Es de cuando filmé la película "Letras
al viento". ¿La
viste?¿la
recuerdas?
Esa que trata de una
mujer española que, abandonada, intenta rehacer su vida de forma
correcta, por lo que va de antro a centro nocturno, a café, a
antro... intentando encontrar el sentido de su existencia. A todas
partes lleva su chaleco de colores que le tejió su madre. Ella no
sabe -el narrador sí- que pronto vendrá un hombre verdadero, no los
simulacros que ha conocido. En esa toma, la de la foto que tienes en
la mano, es cuando el director dice: "Azul,
mira hacia el frente con una expresión de: 'el futuro trae algo
fantástico' "
la locación es un café
sin nombre, -sutil mensaje de que no hay nada irrelevante- y que ella
es una ave fénix que resurgirá de las cenizas.
En
las primeras escenas vemos a sus hermanos que, envidiando su hermoso
chaleco, intentan deshacerse de ella vendiéndola a una caravana de
nigromantes, luego, aprovechando un descuido del astuto,
mágico y fiero guardián, Azul escapa a París escondida en un
canasto de papas. Ahí pasaba las horas escribiendo. Narraba su
peregrinar, su hambre de comida y de amor. Su vida toda, en pedacitos de papel que abandonaba y, arrastrados por el viento, iban a dar a
las calles altas del Sacré Coeur. Ahí un
mesero amante de las buenas letras los fue coleccionando y en las
horas que robó al sueño, armó el rompecabezas literario,
descubriendo así la hermosa historia. Nada tonto el Marcel, (así se
llamaba el mesero) vendió el texto a una elegante pero desconocida
agencia, la publicaron y a la semana y media se convirtió en
bestseller.
Los críticos no creyeron que un humilde mesero fuera el autor de tan
digna obra, así que los miembros de la Academia Literaria de París
lo torturaron con un suplicio espantoso, tan opresivo, que a los
treinta y ocho minutos de iniciado soltó la lengua y reconoció su
plagio. La reconocida institución contrató a un detective,
el famoso agente Cluchó,
para que detectara el paradero del autor -o autora- ardua tarea, ya
que al no tener casa, ni nadita de nada, la pobre Azul vagaba por las
calles más turísticas de París.
Cuando al fin la encontraron, la interrogaron y se comprobó -a su pesar- por el infalible método de las huellas dactilares, que era ella la autora de los hermosos papeles, se volvió más o menos famosa, porque la fama dura un suspiro, pero ese instante fue suficiente para que un escritor italiano, que veía las noticias por la red, la atrapara y se enamorara de ella. ¿Encontró Azul el amor? -quizá te preguntes- Sí. Una película romántica no puede pasar por alto un final feliz, con beso, abrazo y como fondo, una nube color de algodón de azúcar enmarcando a los amantes. Tutti perfecto y al final la palabra 'FIN'.
Me
has descubierto.
1 Octubre 2012