miércoles, 28 de noviembre de 2012

POR LA NADA COMIDOS




No todo es gris en una tumba:
hay color de flores y perfume.
Las lágrimas saladas son a veces dulces
y eso es bueno para los que se quedan.

¿Dónde podríamos llorarnos con más libertad
que en los entierros?

Frágil es la paz, se desvanece ante cada nueva muerte.
Transitamos entre ausencia y ausencia
viviendo hacia la muerte, muriendo hacia el recuerdo


Dicen que los vivos andamos como muertos
y que los muertos son vivos eternos.
Eso dicen. De los segundos no estoy segura.

Los primeros aquí estamos. Avergonzados
-y a veces dichosos- de estar frente a ellos
que se han convertido en nada.
Por la nada comidos, comidos por la muerte.

Los que vivimos


arrastramos este destino de existir



queriendo olvidar en lo posible


La vida nos impele a seguir vivos,
mientras rogamos a la muerte olvido,
nada más podemos hacer,
sólo eso.

2 comentarios:

  1. ¡Caramba! aquí coincidimos, algunas veces escribo sobre cementerios, y su interior en todos los aspectos, en la sierra, después de una tormenta de verano, corríamos al viejo cementerio del pueblo por si veíamos los fuegos fatuos, no lo conseguimos.
    Un beso

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    1. Hola José Antonio. Yo vi un fuego fatuo, pero no en un cementerio, sino en la sala de mi casa. Esto inició una búsqueda de 'un tesoro', que nunca encontramos. Fue divertido. un beso

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