jueves, 14 de julio de 2011

MUÑECO

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Panchito es un muñeco de ventrílocuo que mi madre me regaló hace unos meses. De joven me atemorizaba el verlo y ahora, que lo volví a descubrir en lo alto de un ropero, me gustó mucho, el miedo quedó atrás y escribí la historia de nuestro reencuentro.


-Hola, me llamo Panchito y tengo seis años. Soy un muñeco como pueden ver. Doña Lena– la mamá de María- me mandó a hacer hace treinta años con don Anselmo, quien era un fabricante de niños como yo sí. Siempre  voy a tener seis años, nunca voy a ser grande, estoy seguro.
- Cuéntame tu vida.
-¡Órale! te cuento: recién comprado, me hicieron vivir algunos días, fue   entonces...                      
-Espérate tantito ¿cómo es eso de que te hicieron vivir?
-Es que yo tengo vida cuando me usan, cuando no,...pues no                
-Me decías que cuando estabas recién comprado...
-  Ah sí, fui muy feliz, me festejaban, jugaban conmigo, hacía reír... pero eso no duró.
-¿Por qué, que pasó?
-  No sé, pero muy pronto fui guardado en un armario, así sin más.  Sólo veía la luz cuando abrían la puerta, entonces me ilusionaba pensando que me sacarían de ahí... pero era sólo eso ilusión y la puerta de nuevo se cerraba.
-¿Que hacías?
- No hacía nada, ya te dije que sin ayuda no me puedo mover ni hablar, solo sentía.
-¿Cómo es eso, a poco sientes?
- Como todos los muñecos...¡Claro que  siento!
-No te molestes... ¿qué sentías?
-Primero: la esperanza de que pronto irían por mí, luego el temor de que me olvidaran, finalmente la certeza de que no existía para nadie.
-¿Llorabas?...
- Mucho. Pero lo que es peor, sin lágrimas, hasta que un día me cansé de  llorar y me cansé de esperar...
-...¿qué más?.
-Después de vivir en el armario tanto, tanto tiempo, por fin salí... bueno, me sacaron de ese lugar.
-¡Oye, qué bien! 
-No tanto...  si me sacaron  para meterme arriba de otro closet muy alto, ya sabes, un  lugar en donde guardan lo inútil, lo que no se atreven a tirar a la basura ;  me aventaron entre papeles viejos, una caja vacía y una camisa rota y sin botones que me cubrió parte de la cara. Después de botarme, cerraron la puerta y me envolvió una oscuridad total.
-¿Tenías miedo? 
-Al principio sí, sobre todo de la caja. Me consolaba con la idea de que todo pasaría, y lo único que pasó fue el tiempo, tanto que casi olvidé quien era.  Cuando alguna vez abrían la puerta me despertaba con su rechinar y estaba atento, el corazón me latía tanto que dolía y me decía  ¡Pancho, ahora si vienen por ti!...pero no era verdad y a la larga aprendí a no esperar 
-¡Ay!... 
-La última vez que recuerdo que abrieron la puerta, sentí un golpe. ¡Aventaron sobre mí un camioncito de madera!..¡.no!... ni me preguntes que si me dolió, me partió la cabeza y creí morir.
-Pero estas aquí. 
- Pasaron años, meses o días, no lo sé, aprisionado y olvidado no supe del  tiempo, la cabeza rota, la boca sin palabras,  mi corazón se detuvo.
-Ay no, que feo.
-Me dolió más el olvido que el golpe. Entonces una tarde, soñé que soñaba que acercaban una escalera hasta donde yo estaba, pero como ese sueño era siempre el mismo, ya era pesadilla. Quise gritar y como siempre no pude. Mi corazón volvió a latir cuando después de que me bañó la luz,  una manos cariñosas  me levantaron, me abrazaron,  acariciaron  mi cabeza rota y sacudieron mi cuerpo.
-¿Con un  sacudidor?
-No, con las manos, lo que quiero decir es que me sacudí ¿entiendes? temblé, tembló cada fibra de mí ser: borra, tela, cartón... nylon.
-¡Qué emoción!
-Después me llevaron a la sala  en donde estaba la familia reunida.  Entre todos recordaron mi historia, ¡y se reían!  imagínate, gozaban mientras yo sólo quería llorar  ¿Cómo podían reír?
- mmm...
- Platicaban cómo se hicieron de mí, cuanto dinero costé, que si los hice reír o llorar, a cuantos asustaba el verme y finalmente como me abandonaron. Doña Lena concluyó que fue un error comprarme. ¡Que balance! ¿No crees?
- ¿Por qué dijo eso?
- No sé qué se imaginó cuando me mandó a hacer pero que a sus hijos les aburrió pronto tenerme.
 - Y luego
-Que María le dijo a su mamá – ¿me lo regalas? , ella dijo que sí y nos fuimos en coche a mi nueva casa;  el niño Luis me llevaba en sus piernas, yo sentadito con mi brazo colgando fuera de la ventanilla; el aire me volaba el pelo y el olán de mi traje de payaso ¡Nunca había sentido así el viento y tanta luz y tanta vida!  Me faltaban ojos para comerme al mundo y casi toda la gente me sonreía.
-Chico ¡Fue un super paseo. !
-¡No te imaginas!  ¡Llegamos  a mi nueva casa y me acostaron en la cama de Minni, la niña de mi nueva mama.  Me encantó ese cuarto lleno de  luz,  muñecos y calor. Al día siguiente, María me llevó al centro, a comprarme ropa.
-Ya estarías cansado de la ropita de payaso.
-No estaba mal la ropita de payaso,  pero ella quería vestirme diferente y por eso nos fuimos de compras
-¿Cómo te fue?
-Me fascinó: todas las tiendas que visitamos, toda la ropa que me probaron... ¿sabes cuál me gustó mucho?
- ¿Cuál?
-El pantalón y la chamarra de mezclilla. ¡Parecía de vaquero!
-¿Te la compraron?
-No.
-¿No?
-No, Porque  no había de mi talla.
-¿Qué te compró?
- Lo que traigo puesto
-¿Te gusta?
- mmm...más o menos. Lo que sí me encantó fue que en esa tienda conocí a una niña que  me abrazó y me hacía caricias en la cara... ¡me enamoré! Todo el mundo me veía, me sonreía y gracias a mí, saludaban a María.
-Veo que te divertiste mucho.
-Muchísimo.  Hasta que pasó lo malo...
-¿Lo malo?  ¡...no me digas!
- ...afuera de una iglesia una señora le dijo a María: ¿tú lo “manejas”? . Cómo si fuera un coche uf...y ella contestó, “no, vine a comprarle ropa y a repararlo”  la señora le dijo:  "¿Con los Quintana?"  - ¿Con los Quintana?-pensó María-. ¡Los Quintana! ¡Cómo no había pensado en ellos!- dijo con alegría, nos fuimos a buscarlos y...
-¿Y?...
-¡Lástima! Los encontramos, me dejó ahí y no me gustó. Pensé: “Ahora sí estoy muerto y todo lo anterior era solo el famoso túnel de luz para llegar al cielo.:había muchos santos. A mi derecha estaba uno al que llamaban Judas, a mi izquierda un niño Jesús, atrás ´la Virgen'  y en la esquina otra imagen que Ramiro nunca dijo como se llamaba.   No cabe duda,-me dije- ahora sí, ya palmé".
-Que barbaridad, nada más nos falta el hada azul de pinocho. ¿Cómo se te ocurrió semejante cosa?
- No se me ocurrió, lo viví.
-Perdón...
-No importa, lo que creí que el cielo, es el taller –“Ramiro Quintana y hermano”- ellos me repararon la cabeza, me arreglaron la boca y el payaso “Cachito” –que es cliente de ellos,  porque tiene unos niños como yo- me puso pelo y cejas nuevas. Ahora con el cuerpo nuevo que me hizo la costurera y la ropa que estrené me siento muy requetebien.
-Estás contento y piens...
-María...ya me cansé  ¿Me haces un favor?
-Con gusto
-Me quiero ir a dormir.  ¿Me cuentas un cuento antes de meterme a mi maleta?
-Había una vez, hace tanto años que no me acuerdo, una niña que se llamaba María y le decían Muñeca; que tenía un lindo muñeco que se llamaba Panchito...

  reeditado el 18 de Julio del 2011                                                          


1 comentario:

  1. Me encantó leer la historia de Panchito y más porque está bien ahora!

    Quiero ver sus fotos!!!

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