martes, 5 de julio de 2011

EN LA BANCA







"Han pasado veinte años", lo pienso mucho últimamente, pero ese día al despertar no lo pensé.

Hoy, a pesar de que me gusta vestir de pantalones de mezclilla con playeras y usar calcetas con zapatos cerrados de piso, me puse un vestido, zapatillas de tacón y me adorne con pendientes y pulsera. Mi pelo, siempre grifo, crespo indomable, lo alisé, me puse rubor y, en la boca, labial color guinda porque me vino una idea extraña, como una intuición: lo vería hoy, después de tantos años lo vería.

Salí de casa. El trabajo no queda lejos, son diez minutos en el camión y tres cuadras más, a pie. Llegando a la glorieta de la calle Nicaragua y Algeciras, lo vi bajando de su coche, era el mismo que tenía desde la universidad un Volkswagencito azul con una calcomanía europea, por eso lo reconocí. Empezó a caminar hacia donde yo estaba y aunque lo había presentido, no podía creerlo. ¡Veinte años de no verlo! Y ahora tan cerca ¿no sería una visión creada por el deseo? Nunca he querido a nadie como amé a este hombre, fue una tontería dejarlo por nada. En mis ensueños, imagino que nos vemos de nuevo en nuestra banca de la Gran Vía, cuando recién nos conocimos en ese viaje escolar. La banca que era nuestro mundo en las tardes de Madrid; fue ahí donde nos hicimos novios y también ahí que pasados dos años le dije adiós, me rogó tanto que no lo dejara y lloró y  yo lloré por él -que no por mí-, porque en ese momento yo soñaba con un futuro que no llegó, en donde él no tenía cabida. En mis fantasías imagino que me perdona y me perdono por haber renunciado al amor verdadero. El tiempo le dio la razón y en mí acrecentó la pérdida.


Pero hoy estoy despierta y él un paso más cerca. Nos íbamos acercando, en tanto, el tiempo pasaba lento y a la vez se iba, como lo hace cuando deseamos que no pase...era todo tan extraño. ¿Qué le digo si me ve?, y...¿si pasa de largo...?, ¿si no quiere hablarme?, ¿me habrá perdonado?


Levantó la cabeza y de lejos se me quedó viendo con  cara de duda.  Luego sonrió y me saludó con la mano, eso fue suficiente para que resonara dentro de mí la primera melodía que hicimos nuestra "A time for us" ¡La escuchamos tanto que le hicimos doble surco al LP!  Moví mi mano en respuesta y entonces, dio vuelta a la izquierda, a la calle que lleva a la biblioteca; cuando llegué a la esquina dí vuelta en la misma calle pero en sentido contrario, caminé unos pasos en ralenti mientras me decía moviendo la cabeza, que no, que esto no debía ser así ¿eso era todo? ¿veinte años para sólo saludarnos desde lejos?

Me detuve frente a una cabina telefónica dudando entre la importancia de llegar a tiempo al trabajo o tomar la oportunidad por la orillita, recordando que el tiempo podía ser para nosotros si paraba, daba media vuelta y lo seguía para decirle todo lo que guardé para él en estos años...volteé hacia atrás. Vi que regresaba. Llegó a mi lado, nos saludamos apenados sin saber que decir. Después de un pequeño silencio comenzamos a hablar al mismo tiempo -¿Cómo estás? Le dije mientras escuchaba -¿cómo estás? Y los dos respondiendo al mismo tiempo -bien ¿y tú?-... -¿que has hecho? -¿cómo te ha ido?, -¿te casaste? -¿vives aquí?, ¡Nunca te volví a ver y...? Era un atropello de preguntas, nos arrebatamos la palabra, tejíamos una maraña de comentarios y respuestas que no me importaban porque lo estaba viendo. Anhelaba tocarlo pero sólo me atreví a decirle lo que ensayé tanto en mi sueños de vigilia: ¿Te gustaría ir a Madrid para estar de nuevo en nuestra banca? Cerré los ojos por temor a su respuesta. Él contestó lo que por veinte años esperé escuchar: “Sí, desearía estar ahí leyendo de nuevo nuestra poesía, ¿te acuerdas? cuando tú eras la boina gris y yo, el corazón en calma”.

4 comentarios:

  1. Que bueno Compi, veinte anos no es nada y es mucho.
    Por cierto ¿has visto nuestro trabajo común?. Ya está en la red, ha resultado divertidísima.

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  2. María cielo, no se como hacer para responder las preguntas en "carta a una cotilla". ¿Puedes decírmelo, cielo?. Un beso.

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  3. Estrella, si ya vi el trabajo y está ¡lo máximo! lo voy a imprimir para como tú, traerlo conmigo, es un testimonio de que aún puedo reír
    gracias
    María

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  4. Hola. Me ha gustado mucho.Si bien es cierto,hay veces que el paso del tiempo,hace fortalecer aun mas nuestros sentimientos.OK.

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